La inmensidad del sueño
Desde mi punto de vista veo una flor,
Una flor tan bella, transparente y de bellos colores.
De un salto me acerco, y noto sin querer,
Que dentro de ella hay algo más…
…Rápidamente un humo gris me invade
Y me arrastra hasta el centro de su corazón,
Intento, pero no puedo salir de ahí;
Me quedo dormida…
Al despertar, me encuentro sobre un mundo,
Un planeta, completamente sola,
Completamente deshabitado.
Al mirar a mí alrededor,
Solo veo millones y millones de estrellas,
Distintas por fuera,
Pero iguales en sí…
Parecen girar en torno a algo.
Resulta que mi planeta también gira,
¿En dónde me encuentro?,
No sería una pregunta coherente,
Ya que inconcientemente… Sé donde estoy.
Vuelvo a caer en el sueño…
Mi mente proyecta un lugar,
Un prado, bastante despoblado
(¿Por qué, a donde quiera que voy, siempre no hay nadie?)
Donde hay árboles, plantas,
Pasto, verde en su totalidad…
…Enseguida, cae la noche…
Ya no estoy sola, hay alguien más…
…Una compañera, solo una,
Lo justo y lo suficiente,
Pero solo por poco tiempo,
Tendré que esperar otra noche más para verla nuevamente…
Me despierto, soy una nube lila
(¡Qué extraño!, ¿Por qué ese color?)…
Me levanto y observo hacia el horizonte,
Me topo con la presencia de una nube roja,
Me acerco y en unos segundos me torno del mismo color,
Las demás nubes, por más que lo intenten,
No pueden cambiar de tono,
Es ahí donde estas no son más lilas,
Ahora al ver tanto cambio…
…Se ponen grises.
Se produce una lluvia…
Estas grisáceas al enojarse tanto,
Descargan toda su energía contra mi planeta…
…Yo también caigo en forma de gota,
Y aterrizo sobre una hoja amarilla
(¡¿Ya es otoño?!),
Increíblemente me quedo varada ahí…
…No puedo moverme…
Una suave brisa me sopla la nuca,
Es ahí donde entonces,
Caigo descontroladamente al suelo…
Ahora veo la realidad desde abajo.
El sol me evapora
Y todo vuelve a empezar.
El ciclo del agua…
Por más que quiera, inevitablemente no puedo evitarlo…
Macarena Droz
